martes. 19.03.2024

Palabras íntimas

"La imagen entre Juan Carlos I y el príncipe heredero de Abu Dhabi podría haber sido la foto de un hijo mientras habla con su padre, el retrato de una conversación sin protocolos en la que se suelen contar temas que importan con la sencillez de una intranscendente charla"

La foto lo dice casi todo. Ni siquiera hay que ser experto en relaciones internacionales o conocer los entresijos palaciegos para, con sólo mirar la imagen, adivinar que existe una estrecha relación entre Juan Carlos I, rey emérito de España, y el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, príncipe heredero de Abu Dhabi. Irradia proximidad. Mutua comprensión. Podría haber sido la fotografía de un hijo mientras habla con su padre, el retrato de una conversación sin protocolos en la que se suelen contar, con las cabezas casi en parejo y los labios muy cerca del oído, temas que verdaderamente importan con la sencillez de un intranscendente intercambio de palabras. 

Esas son las charlas decisivas. Y resulta evidente que don Juan Carlos puede mantenerlas al más alto nivel en Emiratos Árabes. No ha importado que su última visita haya tenido la catalogación oficial de privada por parte de la Casa Real española para que se hayan producido significativos encuentros que, además de al jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan de Abu Dhabi, han incluido al todopoderoso jeque Mansur bin Zayed al Nahyam, viceprimer ministro de Emiratos Árabes y ministro de Asuntos Presidenciales así como -subráyenlo ustedes porque es trascendental- presidente de IPIC (International Petroleum Investment Company).

Juan Carlos I siempre ha tenido una especialísima conexión con Abu Dhabi y Emiratos Árabes. Y es posible que a día de hoy, aunque se encuentre alejado de la oficialidad diaria, siga siendo el mejor embajador que España puede enviar a estas tierras. El tratamiento que recibe nada más aterrizar va más allá del que se le brinda a un admirado monarca y se adentra de lleno en el que sinceramente se otorga a un verdadero amigo. Un marco que es el más adecuado para, en el supuesto de ser necesario, abordar cuestiones que con otro interlocutor podrían resultar más espinosas.

Su influencia es palpable. Basta con observar la aludida foto, que en este caso, como bien reconoce el dicho, vale más que mil palabras. Y también lo atestigua el que la Agencia Emiratí de Noticias, que lleva por nombre WAM, haya informado de forma puntual de las distintas reuniones que Juan Carlos I ha mantenido pese a tratarse de una visita privada. 

Queda más que claro que para quienes dirigen el destino de este país Juan Carlos I no es un rey cualquiera sino uno que a lo largo de décadas, prácticamente desde que el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan fundara Emiratos Árabes Unidos, ha mantenido una relación leal. Y eso, qué duda cabe, tiene hoy, por encima de abdicaciones, de procesos internos y de títulos eméritos, su incuestionable peso.

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