domingo. 05.05.2024

Unos 8.000 fans masculinos cantaron juntos canciones de amor épicas en la ciudad portuaria del Mar Rojo de Jeddah cuando el Reino llevó a cabo su primer concierto a gran escala en casi siete años.

Fue un gran regreso a casa de la superestrella de Arabia Saudita, Mohammed Abdo, popularmente conocido como el "Artista de los árabes," que llenó el teatro, en su mayoría de aficionados saudíes.

Abdo fue respaldado por una orquesta egipcia de 60 hombre y apareció con otros dos cantantes populares: Rabeh Sager, un saudí, y Majid Al-Muhandis, un iraquí que también tiene la nacionalidad saudí.

No obstante, no todas las barreras habían caído. Los controles de seguridad alrededor del lugar bloquearon la entrada a cualquier persona sin boleto y a las mujeres se les prohibió asistir por completo.

El concierto se produjo sólo dos días después de una actuación de jazz que vendió los 3.300 asientos del Centro Cultural Rey Fahd en la capital más puritana de Riad, que no ha organizado conciertos públicos en unos 25 años.

Los dos eventos forman parte de los planes del Gobierno para promover el entretenimiento y el sector del ocio, con motivo de la reforma económica y social dirigida a la creación de puestos de trabajo y a cambiar la dependencia del petróleo del país.

El concierto en Jeddah fue patrocinado por Rotana, una empresa propiedad en su mayoría por el multimillonario saudí príncipe Alwaleed bin Talal.

Según informa Arabian Business, el concierto de Abdo fue programado en un principio en Riad en septiembre, pero el evento fue cancelado en el último momento y sin explicación.

A pesar de que los clérigos wahabíes ha estado cerca de la dinastía de los Al Saud desde mediados del siglo XVIII y ofrecen una legitimidad islámica a cambio de control sobre partes del estado, la música en el reino no fue siempre un tabú.

Los festivales de verano en Jeddah y otras ciudades saudíes ofrecían conciertos. Los instrumentos musicales se venden desde hace décadas en el popular mercado de Al-Halla en el centro de Riad.

"Históricamente, la sociedad saudí era rica en cultura. Había muchas tradiciones musicales, con diferentes variaciones y subculturas", manifestó Abdulsalam al-Wayel, profesor de sociología en la Universidad King Saud. Pero a medida que los conservadores ganaron poder en la década de 1990, el sistema clerical se envalentonó y el Comité del reino para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio (CPVPV) canceló los espectáculos y otras actividades que veían como inmoral.

La policía religiosa del CPVPV persigue a los jóvenes por reproducir música alta en sus coches. A día de hoy, la música está ausente en los centros comerciales y restaurantes más elegantes. La única educación musical pública se encuentra en las academias militares, para capacitar a las bandas para marchas oficiales.

Los eruditos religiosos, que controlan gran parte del sistema legal del reino, siguen divididos sobre la cuestión de si la música es permisible bajo el Islam, aunque algunos en el interior del sistema clerical han empezado a cuestionar la evidencia en contra de ella.

El Estado ha tratado durante la última década de fomentar una lectura más moderada de las enseñanzas wahabíes. Y este año se intensificó debido a la presión económica.

Las autoridades han empezado a recortar poderes a la policía religiosa, que les impide realizar detenciones, y siguieron adelante con el concierto de Abdo a pesar de una advertencia por el gran muftí del país que "no hay nada bueno en partes de la canción".

La música reaparece en Arabia Saudita tras siete años
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