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sábado. 06.09.2025

Masafi, un pintoresco pueblo localizado en las montañas Hajar del emirato de Fujairah, experimentó un fenómeno meteorológico extraordinario al recibir lluvia en pleno verano, un evento que asombra a los residentes de esta árida región desértica. Bajo un cielo nublado, familias enteras se congregaron para disfrutar de este inesperado alivio climático, mientras otros se apresuraron a documentar el aguacero con sus teléfonos móviles, compartiendo la experiencia en redes sociales.

Para muchos trabajadores migrantes provenientes de India, Pakistán y Bangladés, la lluvia representa mucho más que una simple caída de agua; es un vínculo emocional que los conecta con sus tierras natales tropicales. “Cuando llueve, sentimos una inmensa felicidad, nos transporta a recuerdos nostálgicos de los viejos tiempos”, declaró Muhammed Sajjad Kalliyadan Poil, organizador de encuentros dedicados a “perseguir la lluvia” en Emiratos.

Este fenómeno también resalta la dependencia del país en fuentes artificiales de agua, como la desalinización y la siembra de nubes, en un territorio donde algunas áreas pueden permanecer años sin precipitaciones. Con más de 10 millones de habitantes y un crecimiento urbano acelerado, Emiratos Árabes Unidos se enfrenta al desafío de garantizar un suministro hídrico adecuado en uno de los lugares más secos del planeta.

Pero a pesar de toda la fascinación por la lluvia, ahora también hay temor para muchos tras las inundaciones de abril de 2024 que azotaron Dubai. En un solo día, cayó más lluvia que nunca desde 1949, cuando las autoridades de lo que se convertiría en Emiratos Árabes comenzaron a recopilar estadísticas.

Decenas de personas se reúnen en Emiratos Árabes para ver la lluvia