19 de enero de 2025, 21:26
Los recientes ataques a buques comerciales en el estrecho de Bab Al-Mandab han escalado a un desafío global significativo, perturbando no solo la navegación marítima, sino también la economía mundial y la seguridad alimentaria. Este fenómeno, atribuido principalmente a las milicias hutíes en Yemen, ha desencadenado un incremento sostenido de precios en bienes esenciales, especialmente en alimentos, durante el 2024, informó este sábado la agencia estatal de noticias de Emiratos Árabes Unidos, WAM.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha respondido ante esta crisis adoptando la Resolución 2722, que condena tales agresiones y exige su cese inmediato. Un informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) destaca que la economía global se enfrenta a riesgos crecientes debido a las vulnerabilidades en las rutas marítimas fundamentales. Si la crisis persiste, se prevé que los precios al consumidor podrían aumentar un 0,6% para el 2025, siendo los pequeños Estados en desarrollo los más afectados, con un aumento proyectado del 0,9% en precios generales y 1,3% en alimentos procesados.
Las interrupciones en el tráfico marítimo obligan a un desvío hacia rutas menos eficientes, como el Cabo de Buena Esperanza, lo que incrementa costos operativos y los tiempos de entrega, afectando la disponibilidad de productos en mercados críticos y comprometiendo la vida útil de bienes perecederos.
Desde el inicio de estos ataques, Emiratos Árabes ha manifestado su preocupación por las implicaciones para el comercio internacional y la seguridad regional. Su Ministerio de Asuntos Exteriores ha enfatizado la necesidad de adherirse a las leyes internacionales para garantizar la libertad de navegación y ha reiterado su compromiso de colaborar con aliados en pro de la seguridad marítima, buscando mitigar los efectos adversos de esta coyuntura crítica.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha respondido ante esta crisis adoptando la Resolución 2722, que condena tales agresiones y exige su cese inmediato. Un informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) destaca que la economía global se enfrenta a riesgos crecientes debido a las vulnerabilidades en las rutas marítimas fundamentales. Si la crisis persiste, se prevé que los precios al consumidor podrían aumentar un 0,6% para el 2025, siendo los pequeños Estados en desarrollo los más afectados, con un aumento proyectado del 0,9% en precios generales y 1,3% en alimentos procesados.
Las interrupciones en el tráfico marítimo obligan a un desvío hacia rutas menos eficientes, como el Cabo de Buena Esperanza, lo que incrementa costos operativos y los tiempos de entrega, afectando la disponibilidad de productos en mercados críticos y comprometiendo la vida útil de bienes perecederos.
Desde el inicio de estos ataques, Emiratos Árabes ha manifestado su preocupación por las implicaciones para el comercio internacional y la seguridad regional. Su Ministerio de Asuntos Exteriores ha enfatizado la necesidad de adherirse a las leyes internacionales para garantizar la libertad de navegación y ha reiterado su compromiso de colaborar con aliados en pro de la seguridad marítima, buscando mitigar los efectos adversos de esta coyuntura crítica.