Las partes en conflicto en Yemen reanudaron ayer en Kuwait sus conversaciones de paz cara a cara después de un parón de tres días.
Las negociaciones, que comenzaron el pasado 21 de abril, se interrumpieron el domingo después de que la delegación del gobierno yemení se negase a continuar, en protesta por una violación del alto el fuego a cargo de los rebeldes hutíes, que habían capturado una de las pocas bases leales de las montañas del norte.
El enviado de la ONU en Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, dijo que ambas partes habían acordado que el comité de seguimiento que supervisa el alto el fuego acordado el 11 de abril, pusiese en marcha una investigación sobre la toma de la base de Al Amaliqa en la provincia de Amran, una de sus fortalezas.
Al Abdulmalek Mikhlafi, el canciller de Yemen que encabeza la delegación del gobierno, ha exigido la retirada de los rebeldes, según informa The National citando a la agencia France Presse.
Las Naciones Unidas hizo hincapié en la necesidad de fortalecer los comités de supervisión del alto el fuego en tierra, sobre todo en y alrededor de la tercera ciudad de Yemen Taez, donde las tropas leales han estado bajo sitio durante meses, atrapando a decenas de miles de civiles.
Una intervención militar saudí dirigida en apoyo al gobierno, expulsó en marzo del pasado año a los rebeldes de gran parte del sur de Yemen, pero todavía controlan la capital, Saná, así como gran parte de las montañas del norte y central y la costa del Mar Rojo.
Mientras tanto, las tropas yemeníes, respaldadas por la coalición en la que participan los Emiratos Árabes Unidos, han dirigido su atención a los grupos extremistas que tratan de aprovechar el conflicto en el sur.
Al Qaeda amenazó el miércoles con atacar las casas de los oficiales y soldados que tomaron parte en una reciente ofensiva del gobierno en en áreas clave de Yemen, incluyendo la capital provincial Mukalla.
En la guerra de Yeman han muerto desde marzo de 2015 más de 6.400 personas y 2,8 millones han tenido que desplazarse.
