jueves. 28.03.2024

Ya han pasado más de 60 días desde que Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Arabia Saudita cortaran las relaciones con Qatar.

Aún así, los países mencionados mantuvieron la puerta abierta para que Doha volviera al Consejo del Golfo siempre que respondiera a las 13 demandas que incluían parar la supuesta financiación terrorista.

Pero Qatar continuó con su intransigencia y avanzó de una manera cada vez más lejana a la esperada, según publicó el diario Al Arabiya.

Políticamente, Qatar ha estado tratando de escapar al bloqueo que le ha impuesto sus vecinos mediante la intervención de Kuwait y promocionando su actitud frente al problema.

A Doha no le resultó difícil tratar de politizar el Hajj, prevenir a sus ciudadanos de realizarla o incluso solicitar la internacionalización de las dos sagradas mezquitas. Algo que no resonó fuertemente en la ONU.

Este periodo de 60 días también ha puesto de manifiesto la profundidad de las relaciones que mantiene Doha con Teherán. Qatar las prefiere a las de sus vecinos del Golfo.

Al cese de comercio por tierra, aire y agua le siguió un déficit que ha tenido gran impacto en la economía de Qatar. Pero Doha continúa en la misma posición.

Los datos del Banco Central de Qatar muestran que las reservas netas de divisas cayeron en más de 10.000 millones de dólares en junio. Además, están las preocupaciones por la organización de la Copa Mundial por la existencia de sobornos y los intentos de politizar el deporte con los rumores que rodean la transferencia del jugador brasileño Neymar Da Silva al club Paris Saint-Germain, propiedad de Qatar.

Dos meses de separación
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