2 de enero de 2025, 11:29
Arabia Saudita ha confirmado la ejecución de seis ciudadanos iraníes condenados por tráfico de drogas, según el anuncio realizado este miércoles por el Ministerio del Interior saudí. Este hecho se produce en un contexto de creciente tensión entre Riad y Teherán, donde el tráfico de drogas ha sido uno de los temas sensibles en la relación bilateral.
Los seis individuos fueron ejecutados en Dammam, una ciudad estratégica situada en la costa del Golfo Arábigo, después de haber sido condenados por el delito de haber introducido hachís clandestinamente en el territorio saudí. El comunicado del Ministerio del Interior no proporcionó más detalles sobre la fecha exacta de la ejecución ni sobre las circunstancias que llevaron a su arresto y condena.
La ejecución de estos condenados ha suscitado reacciones diversas tanto a nivel local como internacional. Activistas de derechos humanos han criticado la severidad de las penas impuestas en el Reino, argumentando que el sistema judicial saudí a menudo no ofrece suficientes garantías de un juicio justo. Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado, en varias ocasiones, el uso de la pena de muerte en Arabia Saudí, considerándola excesiva para delitos no violentos como el tráfico de drogas.
El tráfico de drogas ha sido un desafío significativo para las autoridades saudíes, que han intensificado su lucha contra esta actividad ilegal en los últimos años. El Reino, que tiene uno de los sistemas legales más estrictos del mundo, considera el narcotráfico como una amenaza para la seguridad y la moral pública.
En este caso específico, el Ministerio saudí indicó que los iraníes ejecutados habían desempeñado un papel crucial en la introducción de grandes cantidades de hachís en el país.
Este acontecimiento ocurre en un momento de delicada diplomacia entre Arabia Saudita e Irán, que han tenido relaciones tensas durante décadas, especialmente en los últimos años en medio de conflictos regionales.
Los seis individuos fueron ejecutados en Dammam, una ciudad estratégica situada en la costa del Golfo Arábigo, después de haber sido condenados por el delito de haber introducido hachís clandestinamente en el territorio saudí. El comunicado del Ministerio del Interior no proporcionó más detalles sobre la fecha exacta de la ejecución ni sobre las circunstancias que llevaron a su arresto y condena.
La ejecución de estos condenados ha suscitado reacciones diversas tanto a nivel local como internacional. Activistas de derechos humanos han criticado la severidad de las penas impuestas en el Reino, argumentando que el sistema judicial saudí a menudo no ofrece suficientes garantías de un juicio justo. Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado, en varias ocasiones, el uso de la pena de muerte en Arabia Saudí, considerándola excesiva para delitos no violentos como el tráfico de drogas.
El tráfico de drogas ha sido un desafío significativo para las autoridades saudíes, que han intensificado su lucha contra esta actividad ilegal en los últimos años. El Reino, que tiene uno de los sistemas legales más estrictos del mundo, considera el narcotráfico como una amenaza para la seguridad y la moral pública.
En este caso específico, el Ministerio saudí indicó que los iraníes ejecutados habían desempeñado un papel crucial en la introducción de grandes cantidades de hachís en el país.
Este acontecimiento ocurre en un momento de delicada diplomacia entre Arabia Saudita e Irán, que han tenido relaciones tensas durante décadas, especialmente en los últimos años en medio de conflictos regionales.
