En una operación calificada de "preventiva", Israel ha llevado a cabo un ataque aéreo sobre instalaciones nucleares y militares en Irán, desatando preocupaciones sobre la posibilidad de un conflicto regional. Esta ofensiva se produce tras las advertencias del presidente estadounidense, Donald Trump, quien había indicado que tales acciones podrían desencadenar un "conflicto masivo".
El primer ministro israeli, Benjamín Netanyahu, detalló que el ataque se centró en la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, así como en el programa de misiles balísticos y personal clave involucrado en el desarrollo nuclear iraní. Netanyahu argumentó que la razón detrás del ataque es el supuesto intento de Irán de crear un nuevo plan para "destruir a Israel", lo que calificó como una amenaza intolerable.
Fuentes israelíes informaron que el Mossad realizó operaciones de sabotaje simultáneas al bombardeo, buscando debilitar la respuesta militar de Irán. Esta escalada de hostilidades ocurre en un contexto ya tenso, donde el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había censurado a Irán por su falta de cooperación con los inspectores.
Como respuesta, Irán ha anunciado la apertura de una tercera planta de enriquecimiento de uranio, desafiando así las advertencias de la comunidad internacional. La situación ha elevado las alarmas sobre posibles represalias, y el ministro de Defensa israelí ha declarado el estado de emergencia en el país.
Trump, que se encontraba en un picnic cuando ocurrió el ataque, ha convocado a su gabinete de crisis para abordar esta creciente tensión. Mientras tanto, el Gobierno británico ha emitido alertas para embarcaciones en el Golfo Arábigo y el precio del petróleo ha visto un notable incremento tras los recientes acontecimientos.