viernes. 19.04.2024

Aún a bordo del avión del Ejército de España que le ha traído en la mañana de este martes desde Kabul hasta la Base Aérea de Al Minhad en Dubai, Salahuddin Saled no tiene reparos en mostrar de forma impulsiva el agradecimiento a sus "salvadores". "Agradecemos a los españoles que nos estén ayudando en esta malísima situación por la que pasa Afganistán", dice en castellano. Ni siquiera hay que hacerle preguntas para que, a cañón, ofrezca sus respuestas. Cualquiera podría pensar que se tiene la lección aprendida. Pero no, su reacción es espontánea. De su boca sale exactamente lo que siente. "Todos los que hemos trabajado para los españoles estamos amenazados y en peligro", recalca.

Mientras Salahuddin habla, a sus espaldas permanecen en el avión otros 149 evacuados, muchos de ellos niños. Normalmente este A400M es ocupado por 50 pasajeros, pero han venido el triple. Los circunstancias mandan. Y no hay problema. Al contrario. Todos lo consideran una "bendición" porque permanecer en Afganistán para ellos no es una opción debido al gran riesgo que sufren, especialmente los colaboradores de España.

Es el caso de Salahuddin, que ha trabajado para los militares españoles durante seis años en la provincia de Badghis, donde las tropas españolas permanecieron casi una década. A su esposa, que se llama Bus Gul Saleh y tiene unos 26 años, porque a ciencia cierta no lo saben, ya le ha dado tiempo en la vida de parir cuatro hijos y de llevar en sus entrañas a un quinto al que sólo le faltan unos días para nacer. Y lo último que hubieran querido es que se topara con este mundo en Afganistán.

Bus es atendida en cuanto sale del avión. El personal sanitario ya se hallaba alertado y unas de sus prioridades ha sido controlar el estado de la embarazada. "Los médicos han venido muy rápido y la están vigilando", señala el marido. 

Salahuddin cuenta a continuación, atropellado, que el principal problema que se han encontrado para acceder a los vuelos de evacuación ha sido superar el muro que miles de personas han levantado con sus cuerpos ante el aeropuerto de Kabul. Junto a su familia ha tenido que permanecer varios días en la cola hasta que finalmente logró contactar con el operativo español.

"Antesdeayer estábamos en peligro y hoy en libertad", asegura. "Veo el futuro de Afganistán muy mal". Y remata su alegato sentenciando que cuando encuentren a sus hermanos "los talibanes los van a matar".

Entre quienes escuchan las palabras del afgano se halla un bebé con tan solo 25 días. Es la persona más joven que ha viajado en el avión. Pasa el tiempo tranquilo en el regazo de su madre, esposa de otro colaborador de España que no quiere que se conozca su identidad. Teme por la vida de la familia que deja en su país. Y junto al bebé están varias mujeres que, atendiendo a una primera impresión, parecen ancianas. Quizás no lo sean.

Niños de todas las edades -muchos, ya que la mayoría de los matrimonios tienen tres o cuatro hijos-, mujeres, hombres, jóvenes... El avión es una muestra de la vida que Afganistán ha dejado atrás en sólo un par de semanas. 

Cuando salen del avión militar suben en un autobús que los lleva hasta el aparato de Air Europa. Ambas aeronaves se encuentran a escasa distancia pero la temperatura se eleva por encima de los 45 grados en Dubai. Agosto no perdona en esta orilla del Golfo Arábigo y no es cuestión de desfallecer ahora que han logrado escapar de lo que muchos califican como un "infierno".

En los dos vuelos que han partido desde Kabul en la mañana de este martes operados por España lo que más han llegado son niños, un total de 118. A ellos se suman 105 hombres y 67 mujeres. Y esta tarde habrá que añadir los más de 100 que a estas horas se acercan por el cielo a Dubai. La cifra de personas que España ha conseguido sacar de Afganistán en los diez vuelos que ha llevado a cabo hasta el momento supera las 1.200. Y todo indica que en los próximos días, como ha sido el caso de hoy, se operarán tres vuelos diarios. Para ello cuentan con dos aviones A400M blindados, uno de ellos medicalizado. En estos días no tienen descanso. Ni sus motores ni sus tripulaciones.

Mientras haya opción, España continuará con el operativo. No se contempla dejar a nadie atrás. En eso están completamente de acuerdo los cuatro máximos responsables en Emiratos Árabes de la movilización puesta en marcha por España, que aglutina entre Kabul y Dubai a 110 profesionales, en su inmensa mayoría militares. Ellos son el teniente coronel Fernando Cid, jefe de la Unidad de Apoyo a la Evacuación; el teniente coronel José Ramón Paniagua, jefe del dispositivo aéreo de los A400M; el capitán de fragata Adolfo García Quintela, agregado adjunto de Defensa en EAU; y Antonio Álvarez Barthe, embajador de España en Abu Dhabi.

Superado el tránsito en Dubai y una vez tomada debida nota de las identidades, un proceso que implica suma atención por parte de los 11 integrantes de la Unidad de Cooperación Cívico-Militar, los 290 evacuados que esta mañana recalaron en Dubai ponen rumbo a Torrejón disfrutando de los servicios que cualquier pasajero recibe en un vuelo comercial en condiciones de larga distancia. Nada de 'low cost'. Al frente del avión se halla el comandante José Antonio Aparicio, el hombre que definitivamente los aleja de las turbulencias y pone ante ellos el horizonte de Europa.

"Nunca volveré". Quien pronuncia la frase es Salahuddin. Y como él, otros muchos afganos sobrevuelan el Mediterráneo con la certeza de que hoy han pronunciado su definitivo adiós a Afganistán.

Kabul-Dubai-Madrid: el vuelo de la libertad
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