El conflicto en Yemen sigue a día de hoy muy activo a pesar de las esperanzas de paz que se habían instalado en las últimas semanas, especialmente en el ámbito de la Coalición Árabe, integrada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, entre otros países. Prueba de la creciente tensión de los últimos días es que la milicia hutí prosigue con los ataques a lugares de culto y barrios residenciales.
Recientes acciones, según informaron fuentes de seguridad y militares al diario saudí Okaz, han causado siete muertos y 16 heridos. Fueron perpetradas contra una mezquita del campamento Mashah de la Quinta Brigada de las Fuerzas Gubernamentales en el distrito de Modia, en la provincia de Abyan, en el sur de Yemen, por un avión de origen iraní. El ataque hutí tuvo como objetivo la mezquita durante las oraciones del mediodía.
Según ha podido conocer el citado periódico por mediación de fuentes tribales de la provincia de Al-Bayda, líderes iraníes han mantenido reuniones en los últimos días con representantes pro-hutíes de las regiones del sur para instarlos a intensificar sus esfuerzos y a trabajar con la milicia.
Entre los participantes en las reuniones, siempre según la información recabada por Okaz, se encuentran dirigentes de Al Qaeda con el fin de coordinar ataques contra lugares vitales y de servicio en las zonas meridionales liberadas y en posiciones del ejército yemení en Abyan y Adén.
Emiratos Árabes Unidos se unió a la Coalición Árabe en Yemen en 2015, después de que una insurgencia hutí se apoderara de la capital del país, Saná, y derrocara al Gobierno legítimo del presidente Abdrabu Mansur Hadi.
La Coalición, compuesta por nueve países, intervino en nombre del Gobierno para luchar contra el grupo rebelde, que contó con el respaldo de Al Qaeda y otros insurgentes armados a la región.
Durante cinco años, la Coalición ha desarrollado estrategias para liberar los territorios controlados por los insurgentes y proteger las costas que rodean el país de los ataques navales.
El regreso de las tropas emiratíes de Yemen formó parte de una redistribución estratégica a largo plazo, anunciada en julio de 2019, para centrarse en el proceso de paz.
