viernes. 26.04.2024

Si vives en Emiratos Árabes Unidos (EAU), por ejemplo en Ras Al Khaimah (RAK), y tienes una personalidad como la del joven de 17 años Stuart Swindell Campoy -su padre es británico y su madre española- resulta probable que te enfrentes a aventuras que pueden marcar tu existencia. 

Hace tan sólo unos días, Stuart (@stuartswindell en Instagram) recibió de manos del jeque Saud bin Saqr Al Qasimi, gobernante de RAK, el certificado que acredita que ha culminado el Bachillerato Internacional. Fue una ceremonia solemne, pero no se quiso poner corbata. 

Él es así. Le gusta ir en pantalón corto y camiseta. Y le apasiona el deporte, caminar, montar en bicicleta, acampar... disfrutar al cien por cien de la naturaleza. Por lo que no dudó cuando a través del centro donde cursaba, la RAK Academy, se le presentó la oportunidad de realizar junto a otros compañeros un viaje a la misteriosa Mongolia.

Fueron tres semanas que le han marcado. “He conocido a quien hoy es mi mejor amigo, el canadiense Matthew Pasula; no pude haber elegido a mejores gentes para realizar el viaje”, asegura Stuart. Y entre ellas incluye a Lavanya Huria, que se encargó de todos los detalles económicos de una expedición que, desde luego, estuvo exenta de cualquier tipo de comodidad.

Componían un grupo de 13 personas, de las que tres ejercían de guías, y tuvieron que superar unas cuantas pruebas: viajar en un microbús durante 12 horas a la velocidad de 80 kilómetros desde Ulán Bator, capital de Mongolia, hasta las montañas del noreste; caminar todos los días entre 15 y 20 kilómetros hasta culminar una ruta de 140; pescar para completar el menú básico que portaban en sus mochilas; cocinar en improvisados fuegos; bañarse en ríos de agua helada para recuperar, al menos de vez en cuando, el aspecto aseado que sus madres nunca habrían querido que perdiesen; y jornadas a lomos de caballos mongoles sobre interminables paisajes verdes en las que no faltaron peligrosas caídas, afortunadamente sin consecuencias.

Pero también llevaron a cabo trabajos solidarios. De hecho ayudaron a rehabilitar una dependencia de un colegio, tarea en la que tuvieron que emplearse a fondo y que les permitió profundizar aún más en una convivencia diaria que tuvo como colofón una caminata de dos kilómetros por la milenaria Gran Muralla China.

Aventura más solidaridad, el cóctel perfecto para el joven Swindell, quien, después de vivir en España -Valencia y Madrid-, Canadá, Bélgica, Portugal y Emiratos Árabes -donde actualmente reside por motivos laborales de su madre, Begoña Campoy, directora de Recursos Humanos en el hotel Waldorf Astoria de Ras Al Khaimah-, quiere poner rumbo a Holanda para realizar estudios de administración de medios y entretenimiento.

Este continuo viajar le ha hecho aprender a coger en cada lugar que le toca vivir lo que más concuerda con su personalidad y desechar aquello que no le resulta útil.  

“Estoy acostumbrado a culturas diferentes; en Emiratos estoy bien, no está mal, yo voy a lo mío”, asegura.

Tanto es así que ha vivido y vive como le gusta, entre lo que incluye una remarcada querencia por el mundo de la interpretación que le ha llevado a realizar incursiones en el terreno del cine como extra junto a conocidos actores internacionales.

Uno de ellos Brad Pitt, con el que compartió plató en Ras Al Khaimah en el rodaje de escenas para la película ‘War Machine’, aún por estrenar. En este caso hizo de marine estadounidense. Pero hubo más ocasiones ya que también se vio implicado en la filmación en Dubai de la última entrega de Star Trek.

Apunten el nombre, Stuart Swindell Campoy, por si resulta que algún día lo ven en una cartelera. Será el momento de recordar que fue el joven que también aprendió en Mongolia.

Stuart Swindell Campoy, el joven español que rodó con Brad Pitt en Ras Al Khaimah
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