¿James Bond jugaba tejo?
Recordarán los habituales lectores de esta columna, que hace un tiempo dedicamos el espacio para hablar del deporte nacional de Colombia, el legendario tejo, que cuenta con una antigüedad mayor a 500 años, lo que seguramente lo hace una de las disciplinas activas más antiguas del mundo. Quienes se perdieron esa columna, aquí la pueden rescatar.
Hoy retomamos ese disco metálico que para los colombianos es sinónimo de alegría y emoción, a propósito de una curiosidad literaria. Estoy preparando un artículo para una revista especializada de relaciones internacionales, en donde me refiero a James Bond, uno de los personajes literarios y cinematográficos más conocidos en el mundo entero y su relación con la diplomacia, a raíz de la publicación en el Magazín Cultural de El Espectador del primer capítulo de la novela “Vive y Deja Morir” escrita por Ian Fleming y publicada en 1954, en donde aparece que Bond se mueve por el mundo con pasaporte diplomático.
Para salir de la duda si en la novela, se mencionaba a las Naciones Unidas, pues en la versión cinematográfica de 1972 y protagonizada por el querido y recordado actor británico Roger Moore, hay una escena que aparece en el edificio del organismo multilateral, me puse a la tarea de leer el libro, cuando de repente, como sucede con los descubrimientos arqueológicos apareció de la nada, la mención del juego del tejo.
Si hay escépticos, con gusto voy a reproducir la cita textual tomada del libro en el capítulo titulado The Everglades, en el cual Fleming aprovecha el argumento de la aventura de su personaje, para dar sus propias impresiones sobre sitios, en este caso, se refiere a una pequeña ciudad del Estado de La Florida en los Estados Unidos llamada St. Petersburg (igual que su referente ruso) y que recientemente fue mencionada por el paso de los últimos huracanes.
“Todo el mundo agoniza en St. Petersburg -explicó Solitaire-. Es el gran cementerio de América. Cuando el empleado de banco, el funcionario de correos o el maquinista de tren cumple sesenta años, se retira con su pensión y se marcha a St. Petersburg para gozar de unos años de sol antes de fallecer. Sí, se llama 'la ciudad del sol'. El clima es tan bueno, que el diario de la tarde, The Independent, se distribuye gratis los días en que no ha salido aún a la hora de editarlo. Lo cual sólo ocurre tres o cuatro veces al año, con lo cual es una magnífica propaganda. Todo el mundo se acuesta a las nueve de la noche, y durante el día la gente mayor juega al tejo y al bridge”.
Aquí la lectura paró y casi abandono la novela, para empezar a imaginar diversas teorías. ¿Acaso el tejo, el deporte autóctono de Colombia era tan conocido en la década de los 50 del siglo pasado, como para ser mencionado en una novela de James Bond? Recordemos que en la citada columna sobre el tema, el tejo aparece en la película “Greenfire” (1954) protagonizada por Grace Kelly y Stewart Granger, con escenas filmadas en Colombia.
Fleming quien era un escritor que hacía detalladas descripciones, basadas en juiciosas investigaciones, había descubierto que en St. Petersburg, Florida, ¿ya había alguna importante comunidad colombiana, que antecediera a los migrantes actuales desde nuestro país? ¿O se trataba de una broma del traductor Miguel Giménez Sales o de la editorial colombiana La Oveja Negra, quienes eran responsables del libro que estaba leyendo en español?
La única manera de descubrirlo era yendo a la fuente original, así que con mi esposa Patricia nos desplazamos a la biblioteca Luis Ángel Arango, en donde reposa un ejemplar en inglés de la novela de Fleming y allí pude leer que en su idioma original el autor británico se refiere a un juego denominado “shuffleboard”, es decir no hay rastro del tejo colombiano. Ahora bien, este juego tiene varias versiones, como uno de mesa con un tablero como pieza principal, pero el original es uno de campo, en el cual los jugadores deslizan unos discos por una pista de madera, algo parecido al curling, tan popular en los olímpicos de invierno.
Como bien lo menciona Fleming en su novela, el juego se desarrolló especialmente en La Florida a comienzos del siglo XX. No parece que haya ninguna relación con nuestro ancestral tejo, pero la confusión que ignoro si algún lector colombiano ha tenido igual que el suscrito, se debe a que efectivamente este juego se ha traducido al español como tejo, debido a que una de las acepciones de la Real Academia de la Lengua es que el tejo, no sólo se aplica a discos metálicos, sino a objetos que se utilizan en diversos juegos como el que hemos mencionado.
Así las cosas, el malentendido literario se explica sin problema. Ahora bien, eso no quita, que James Bond, quien seguramente ha visitado Colombia en alguna aventura no escrita todavía, puede que haya practicado nuestro tejo, o al menos le haya llamado la atención.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.