Varias veces he escrito sobre 'María', novela del autor colombiano Jorge Isaacs, el mayor éxito editorial del género romántico del siglo XIX en Hispanoamérica. 'María' fue la primera novela de cabecera de los colombianos, publicada en 1867, un siglo antes de 'Cien años de Soledad', sin olvidar entre los dos títulos, 'La Vorágine', de la cual celebramos el centenario hace apenas unos meses.
Aquellas tres novelas, fueron en cierta forma la santa trinidad de la novelística colombiana, al menos hasta el siglo XX y dejando de lado, decenas de títulos imprescindibles, cada lector tiene el suyo y siempre que puedo, rescato del olvido 'La Tejedora de Coronas' de Germán Espinosa, eso en el pasado siglo, porque en el que vivimos actualmente, hay otras tres obras fundamentales, 'Delirio' de Laura Restrepo, 'El Olvido que Seremos' de Héctor Abad Faciolince y 'El Ruido de las Cosas al Caer' de Juan Gabriel Vásquez. Ahora bien, esto es una opinión muy personal, respetando los diferentes criterios.
Pero regresando a 'María', a pesar de escribir sobre la novela, sobre su autor y sobre la película del mismo título de 1972, una coproducción colombo-mexicana, protagonizada por la inolvidable Taryn Power y Fernando Allende, nunca había visitado El Paraíso. Para quienes no estén familiarizados con la historia de Jorge Isaacs, que fue la mayor fuente de lágrimas en varios países (llegando incluso hasta Japón su influjo), El Paraíso es la hacienda que se convirtió en el principal escenario en donde transcurre la novela.

Dado que 'María' es una obra con tintes autobiográficos, el romance trágico (amor contrariado le llamaría García Márquez) de sus protagonistas (Efraín y María), transcurre en la Hacienda El Paraíso, que fue propiedad del padre de Jorge Isaacs, ubicada en inmediaciones del municipio El Cerrito, en el Valle del Cauca, Departamento del suroccidente colombiano.
Es muy interesante que esta bella casona, fuera la locación de la primera película colombiana de ficción, filmada en 1922, en blanco y negro, muda, de la cual no se conservan sino fragmentos, así como cincuenta años más tarde allí se filmaría la citada versión de 1972, que fue la película latinoamericana más taquillera de aquel año. En 1991, el director colombiano Lisandro Duque realizó una elogiada miniserie de televisión, con guion de Gabriel García Márquez, otro punto de encuentro entre los genios literarios.
La película de 1972 fue dirigida por el chileno-mexicano Tito Davison y como he recordado 'María', también fue la bonita canción que hizo parte de su banda sonora, composición del maestro argentino Roberto Pansera en la preciosa voz del cantante colombiano Jesús David Quintana:
Gracias a la querida familia Hussein que reside en Palmira, ciudad señorial pegada a Cali, con mi esposa Patricia nos desplazamos hasta El Paraíso, mientras disfrutábamos del bello paisaje del Valle del Cauca, caracterizado por los cultivos de caña de azúcar y diversos árboles frutales. La entrada a la antigua hacienda está enmarcada por un espectacular jardín de rosas, que de hecho, se menciona en la novela, porque la joven María cada mañana gustaba de recoger las rosas más bonitas para su amado Efraín.
La casona cuya arquitectura es típica de aquellas mansiones rurales, típicas del latifundio esclavista, tiene una característica única, está totalmente circundada por una fuente de agua permanente, permitiendo no sólo el agradable sonido del agua, sino que aleja a insectos y pequeños animales rastreros que no pueden acceder al interior del hogar.

La gobernación del Valle administra la casa-museo y cuenta con un equipo de guías que realizan el tour con información no sólo de la obra literaria, sino de la historia de la familia Isaacs y del estilo de vida que se llevaba a mediados del siglo XIX en aquella comarca colombiana. Eso, si no se cuenta con la ventaja de tener amigos tan especiales como Nadia, Alejandro, Walid o Abdul Hamid, quienes son inmejorables orientadores de una visita tan especial.
De esta manera, queridos lectores, no hay que esperar a morirse para visitar el paraíso, lo pueden hacer en vida, en un maravilloso lugar de Colombia, aparte de conocer una historia de amor indeleble e irrepetible.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.