En 1979, sobre una colina en Jebel Ali, el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum y
su padre trazaron un plan que parecía inalcanzable: construir un puerto capaz de conectar a
Dubai con el mundo. Cuarenta y cinco años después, ese mismo puerto es hoy la base de más
de 8.000 compañías, mueve transacciones que superan los 100.000 millones de dólares al
año y enlaza con más de 150 puertos globales, como parte de una red de 78 terminales
gestionadas por Dubai.
Pero la historia no se detuvo ahí. En 2010, el emirato lanzó un proyecto aún más ambicioso:
Dubai South, antes conocido como Dubai World Central. Concebido como una ciudad para un millón de habitantes, su objetivo es convertirse en un hub logístico integral donde confluyan aerolíneas, puertos marítimos y transporte terrestre.
El corazón de esta nueva ciudad es el Aeropuerto Internacional Al Maktoum, proyectado
como el más grande del planeta, con capacidad para hasta 160 millones de pasajeros al año
en su primera fase de desarrollo, y con planes que podrían ampliarlo hasta los 260 millones.
Para garantizar su eficiencia, un corredor logístico de alta velocidad une el puerto y el
aeropuerto, permitiendo que la carga marítima pase al transporte aéreo en cuestión de horas.
Hoy, los aeropuertos de Dubai conectan con 272 destinos en 107 países, consolidando al
emirato como un eje estratégico de comercio, transporte y logística. Lo que alguna vez fue un
sueño dibujado sobre papel se ha convertido en un modelo de ejecución real, que redefine
cómo se conectará el mundo en las próximas décadas.
“Al mirar atrás, podemos conectar los puntos”, recuerda Sheikh Mohammed en My Story, su
libro. “Al mirar hacia adelante, podemos convertir esos puntos en realidades”.