jueves. 25.04.2024

El gran investigador francés Christian Décobert dijo sobre su libro más emblemático lo siguiente: “Esta obra impresionante, de casi mil páginas, es, digámoslo de entrada, un formidable instrumento de trabajo. Se trata de una síntesis muy amplia, muy construida, sobre el pensamiento en tierra del islam”. Se refería a ‘Historia del pensamiento en el mundo islámico’, un trabajo monumental publicado en 1981 por Miguel Cruz Hernández, que hoy es una referencia indiscutible en el arabismo europeo.

Las palabras de Décobert fueron recogidas por el profesor Bernabé López García el 1 de abril de 2020, seis días después del fallecimiento del erudito malagueño en las semanas más crudas de la pandemia que asoló al planeta. Cruz Hernández acababa de morir a los cien años de edad. Y dejaba tras de sí una influyente trayectoria investigadora centrada en la filosofía árabe, especialmente en la producida en tierra de Al Andalus. No en vano, firmó su tesis doctoral en diciembre de 1946 sobre la figura de Avicena, bajo el aliento del gran arabista del momento, Emilio García Gómez.

Cruz Hernández fue un arabista atípico. No accedió a la disciplina por la puerta de la filología, como la inmensa mayoría de los especialistas, sino por la de la filosofía. De hecho, fue profesor de Psicología en la Facultad de Medicina de Salamanca hasta que en 1976 desembarcó en la Universidad Autónoma de Madrid, donde empezó a impartir clases de Pensamiento Islámico por primera vez en la historia del departamento de Estudios Árabes. Fue a partir de entonces cuando ensanchó su fructífera labor investigadora en el campo de la filosofía árabe.

“Venía de la Facultad de Psicología y se incorporó a nuestro departamento”, recuerda Carmen Ruiz Bravo-Villasante, catedrática jubilada de Literatura y Pensamiento Árabe de la Universidad Autónoma de Madrid. “Su especialidad era el pensamiento islámico y el entonces director del departamento, Pedro Martínez Montávez, le pidió que impartiera esa asignatura”. Ruiz Bravo compartió con Cruz Hernández más de 25 años de trabajo.

“Era un humanista. Tenía una formación amplia y diversa”, subraya en conversación telefónica con El Correo del Golfo. La aportación de Cruz Hernández al arabismo español ha sido decisiva. En opinión de Ruiz Bravo, representó el “puente” entre la tradición que significó la obra de Asín Palacios y los estudios contemporáneos sobre el mundo árabe. “Gracias a él, se mantuvo en la universidad algo que estuvo a punto de perderse con la muerte de Asín Palacios: la posibilidad de enseñar filosofía y pensamiento islámico. Si no hubiera sido por sus libros, varias décadas de la cultura española se hubieran quedado huérfanas de ese conocimiento”.

Cruz Hernández, licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Granada, publicó un buen puñado de artículos sobre Avicena, Ibn Hazm, Ibn Arabi o Ibn Jaldún en diversas revistas académicas, que acabaron plasmándose en su libro ‘La filosofía árabe’, editado en 1963. Aquel trabajo, en opinión de Bernabé López García, fue el antecedente de su obra clave: ‘Historia del pensamiento en el mundo islámico’, que fue traducida al árabe, el italiano y el francés.

Su ingente producción intelectual caminó en paralelo a su desempeño en puestos de relevancia política en medio de la dictadura franquista. Fue alcalde de Salamanca entre 1958 y 1962, procurador en Cortes en el mismo periodo y gobernador civil de Albacete entre 1962 y 1968. También fue subdirector del Instituto Hispano Árabe de Cultura (IHAC), bajo la batuta de Emilio García Gómez, y director general de Cultura Popular hasta 1977, ya bajo el Gobierno de Adolfo Suárez, en plena transición democrática. Sobre su nombramiento como alcalde de Salamanca, declaró muchos años después: “Si me hubieran propuesto ser obispo no me hubiera asombrado tanto”.

Cruz Hernández simultaneó, por lo tanto, su profundo interés científico por la cultura árabe y andalusí con puestos de responsabilidad política de un régimen que convirtió la reconquista cristiana y la cruzada contra el islam en arma de propaganda ideológica. Carmen Ruiz Bravo sostiene que esa aparente contradicción es una constante de la historia contemporánea de España. “Siempre han convivido dos formas contrapuestas de percibir Al Andalus. Incluso en la época de Franco, ha habido una tendencia, favorecida por los intereses coloniales, a hablar de amistad y proximidad con lo árabe, especialmente lo hispanoárabe. De forma que había un resquicio”.

Con todo, Ruiz Bravo sitúa a Cruz Hernández en los márgenes de la “línea aperturista” del tardofranquismo. “Era una persona muy capacitada y proclive al diálogo, defensora de la libertad de expresión e interesada por los movimientos ideológicos contemporáneos, desde el marxismo a las nuevas tendencias del pensamiento”. Como cristiano, agrega la arabista, entroncó con la ola renovadora del Concilio Vaticano II, abierta al diálogo con otras religiones y con los no creyentes. “Era puntual, cumplidor, disciplinado, discreto, observador y muy abierto, que siempre estaba encantado de recibir a cualquier persona en su despacho”, puntualiza.

Miguel Cruz Hernández, micrófono en mano en Casa Árabe en 2015, en una de sus últimas intervenciones públicas (Fotografía: Jesús Manchado)
Miguel Cruz Hernández, micrófono en mano en Casa Árabe en 2015, en una de sus últimas intervenciones públicas (Fotografía: Jesús Manchado)

Su muerte el 25 de marzo de 2020 movilizó a la comunidad universitaria. Un grupo de colegas, encabezados por Pedro Martínez Montávez, Pedro Mantas, Josep Puig, Rafael Ramón Guerrero y Carmen Ruiz Bravo, organizó un congreso en su memoria, que tuvo lugar los días 24 y 25 de septiembre de 2021 en Alcalá la Real. Bajo el título de ‘Pensamiento del islam: fundamentos, instituciones y sociedades’, 19 universidades españolas e internacionales y 40 ponentes glosaron su figura y debatieron sobre el alcance de su obra.

El resultado de aquellas jornadas ve la luz ahora en forma de libro homenaje, presentado el pasado diciembre en la Universidad Autónoma de Madrid. Además de Josep Puig y Carmen Ruiz Bravo, intervinieron en el acto Ignacio Gutiérrez de Terán, José María Zamora, Juan Martos Quesada, José Luis Mora y Adolfo Cruz. Casa Árabe también le rindió tributo ‘online’ en abril de 2020 donde colaboraron alumnos y colegas del arabista. El boletín mensual de noticias de la Biblioteca Islámica de la AECID recogió igualmente su fallecimiento. Fue precisamente la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo quien publicó en 1992 otra de sus obras fundamentales: ‘El islam de al-Ándalus: historia y estructura de su realidad social’. La familia de Cruz Hernández donó a la Biblioteca Islámica una veintena de libros que conservaba en su vivienda de Madrid. El arabista recibió múltiples reconocimientos públicos, entre ellos, la Medalla de Diamante otorgada por el Círculo Intercultural Hispano Árabe (CIHAR) a título póstumo el 10 de abril de 2020.

A juicio de Bernabé López García, el erudito arabista otorga “excesiva centralidad al islam hispano” en sus estudios sobre pensamiento árabe. El profesor granadino ya dijo sobre su gran manual lo siguiente: “Miguel Cruz se adentra en una vieja polémica de la historiografía española que ve en el aclimatamiento del islam en la Península Ibérica un factor acrisolador donde el viejo zócalo hispano será tan poderoso como la aportación exterior". Aunque termina rindiéndose ante la obra colosal de un “erudito infatigable”.

La trayectoria intelectual de Cruz Hernández ha recibido el aplauso mayoritario de los expertos. Rafael Ramón Guerrero, especialista en filosofía medieval y árabe, y uno de los organizadores del congreso de Alcalá la Real, ya elogió su aportación científica en una reseña sobre ‘Historia del pensamiento en el mundo islámico’, publicada por la revista Anaquel de Estudios Árabes en 1996. “Es la obra de conjunto más completa de cuantas se hayan escrito sobre el pensamiento islámico”, dijo entonces sobre un trabajo que abarca nada menos que 14 siglos de historia.

Cruz Hernández, el erudito que tenía en la cabeza todo el pensamiento islámico
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