sábado. 27.04.2024

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este miércoles que cree que su homólogo ruso, Vladimir Putin, "intervendrá" en Ucrania, pero no quiere una "guerra en toda regla". Lo hizo después de que EEUU reafirmara, junto a la Unión Europea, la OTAN y la OSCE la defensa de la "arquitectura de seguridad europea existente" y su determinación de resolver por la vía diplomática la crisis con "un frente transatlántico fuerte, claro y unido". Su secretario de Estado, Antony Blinken, quien se reunirá este viernes con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Serguéi Lavrov en Ginebra, advirtió que Rusia podría atacar a Ucrania "en muy poco tiempo".

A continuación, Katya Adler de la BBC analiza la situación desde el punto de vista de Europa.

"Europa está más cerca de la guerra ahora de lo que ha estado desde la desintegración de la antigua Yugoslavia".

Son las duras palabras de advertencia de un alto diplomático de la Unión Europea con quien habló la periodista extraoficialmente sobre las tensiones actuales con Moscú, debido a su enorme refuerzo militar en la frontera con Ucrania.

El estado de ánimo en Bruselas es nervioso. Existe un temor real de que Europa pueda estar cayendo en su peor crisis de seguridad en décadas.

Pero la angustia no se centra por completo en la perspectiva de una guerra terrestre grande y prolongada con Rusia por Ucrania. Pocos en Europa creen que Moscú tenga el poder militar, sin hablar del dinero o el apoyo popular interno para llevarla a cabo.

Es cierto que la UE ha advertido al Kremlin de "consecuencias extremas" si emprende una acción militar en la vecina Ucrania.

La nueva ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, estuvo en Kiev y Moscú y dijo exactamente eso el lunes.

Suecia trasladó cientos de soldados durante el fin de semana a su isla de Gotland, estratégicamente importante, que se encuentra en el mar Báltico. Y Dinamarca reforzó su presencia en la región unos días antes.

Las crecientes tensiones también han reavivado el debate tanto en Finlandia como en Suecia sobre si ambos ahora deberían unirse a la OTAN.

España se ha ofrecido para evitar una posible invasión rusa en Ucrania. En concreto, se ha planteado el despliegue de cazas en Bulgaria como parte del dispositivo que la OTAN prepara en el este de Europa.

Además, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha avanzado que España enviará en “tres o cuatro” días la fragata Blas de Lezo al Mar Negro, hacia donde partió hace dos días el cazaminas Meteoro.

Pero la principal preocupación en Occidente -Washington, la OTAN, Reino Unido y la UE- no es tanto la posibilidad de una guerra convencional sobre Ucrania, sino más bien que Moscú esté tratando de dividir y desestabilizar Europa, sacudiendo el equilibrio de poder continental a favor del Kremlin.

El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, señaló a fines del año pasado que Occidente necesitaba "despertar de su letargo geopolítico" con respecto a las intenciones de Moscú. Pero, como suele ser el caso cuando se trata de política exterior, los líderes de la UE están lejos de ponerse de acuerdo sobre qué medidas deben tomar.

Moscú, a pesar de la acumulación masiva de tropas en la frontera con Ucrania, niega que esté planeando una invasión militar. Pero le envió a la OTAN una lista de demandas de seguridad.

Culpando abiertamente a la alianza por "socavar la seguridad regional", el presidente ruso, Vladimir Putin, insiste, entre otras cosas, en que la OTAN prohíba a Ucrania y otros Estados exsoviéticos que se conviertan en miembros de la organización.

La OTAN se negó rotundamente y las tres cumbres celebradas durante la última semana, entre Rusia y los aliados occidentales, no lograron encontrar muchos puntos en común.

La posible invasión rusa a Ucrania hace temer que Europa esté más cerca de una guerra
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