viernes. 26.04.2024

Su abuelo vivía en la calle Deanes. A cien metros de la gran Mezquita de Córdoba. La vieja capital de Al Andalus, que en el siglo X levantó una sorprendente civilización islámica en pleno corazón de Europa. Y de niño lo llevaba al Patio de los Naranjos y le mostraba el fascinante Mihrab jalonado de versos coránicos en letras de oro. Quizás por eso, muchos años después, se sintió seducido por la lengua árabe, que hoy maneja con destreza.

Luis Miguel Bueno, licenciado en Derecho y diplomático, es el primer portavoz de la Unión Europea en lengua árabe. Y no parece una simple casualidad que precisamente un cordobés ocupe un cargo que busca fortalecer las relaciones euroárabes cinco siglos después de la conquista cristiana de Al Andalus. Luis Miguel Bueno es la cabeza visible de la UE en el mundo árabe desde su oficina de comunicación en Beirut. Solo este año ha concedido casi 150 entrevistas a periodistas de Oriente Medio y el Magreb.

Su primer destino como diplomático fue Sudán. Corría el año 2008. Allí supo de primera mano lo que es vivir en un país del tercer mundo. “Fue un puesto duro y un desafío”, asegura en conversación ‘online’ con El Correo del Golfo. Del gran país norteafricano guarda “recuerdos fascinantes”. Y otros menos gratos. No funcionaban las tarjetas de crédito, no había agua potable y apenas electricidad. Todavía recuerda el día en que se le quemó el generador de casa y se quedó sin luz a cincuenta grados de temperatura. O aquel viaje a Darfur para visitar a los cooperantes españoles cuando el convoy fue interceptado por las temibles milicias ‘yanyawid’.

Sudán fue un “enorme descubrimiento” para Luis Miguel Bueno. Tanto que escribió un libro atiborrado de anécdotas sorprendentes. “Empiezas a ver el mundo y te das cuenta de que tu país representa a una minoría del planeta”, asegura. Luego vino Jordania. Y se topó de frente con la primavera árabe, aquella marea ciudadana que se llevó por delante a un puñado de gobiernos autoritarios y removió los cimientos de un mundo aparentemente adormecido.

“Recuerdo el día en que se manifestaron muchos egipcios delante de la Embajada de su país. En Jordania se produjeron muchas manifestaciones y sentíamos que era un momento único en la historia del mundo árabe”. El Gobierno jordano actuó con mesura e inteligencia. Nada que ver con la respuesta siria, que despeñó a su país por un abismo de sangre y muerte, que aún continúa. “En Jordanía había otra dinámica. La policía salía a la calle y repartía botellas de agua entre los manifestantes”, aduce el portavoz de la UE.

En Amán consolidó su interés en el mundo árabe y se convenció de que quería invertir profesionalmente en este nuevo espacio que se le abría bajo sus pies. Desde entonces, ha trabajado y conocido un buen número de países de la región. Argelia, Egipto, Libia, Kuwait, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Siria y Líbano. Por eso, cuando en 2019 la UE convocó la plaza de portavoz en lengua árabe, no lo dudó. “Pensaba que me venía un poco grande. No estaba seguro de mi capacidad para hablar árabe”. Compitió con otros candidatos y ganó.

La UE eligió Líbano como sede de la oficina. En Beirut, dispone de un ‘hub’ regional de proyectos de ayuda humanitaria. Y se trata de un país con larga tradición de apertura política y libertad de prensa. Ahora, no obstante, vive sumido en una crisis económica y política sin precedentes, víctima de una inflación galopante que somete a la población a condiciones extremas de vida. “Cuando llegué, un dólar equivalía a 1.500 libras libanesas. En poco tiempo, el cambio se disparó a 7.500 libras. Y hoy ya se pagan 45.000 libras por un dólar. “Imagine la pérdida de poder adquisitivo de la gente”. A la debacle económica, se suma el caos político. En Líbano no hay gobierno desde hace meses. El anterior acabó su mandato y el parlamento no ha sido capaz de elegir a uno nuevo tras ocho sesiones plenarias consecutivas. “Hay cortes de luz continuos, protestas ciudadanas y una profunda inestabilidad social”, resume Luis Miguel Bueno.

La labor de portavoz de la UE en lengua árabe tiene tres vertientes diferenciadas. La primera consiste en estar a disposición de los medios de comunicación árabes de la región. Bueno es la cabeza visible de la UE cuando los periódicos y las televisiones necesitan conocer la posición oficial de Europa. La segunda tiene que ver con las redes sociales. El portavoz ha abierto dos cuentas en Twitter e Instagram para relacionarse de forma directa con los usuarios y defender las políticas europeas y sus proyectos en la zona. La tercera persigue “crear puentes”, participar en debates públicos y explicar la razón de ser de la UE.

Hay un gran desconocimiento mutuo”, sostiene, “pese a los esfuerzos desplegados en las últimas décadas”. Y persiste cierto grado de islamofobia, que es absurdo negar y es preciso combatir, según indica Luis Miguel Bueno. Incluso la UE ya dispone de un coordinador especial contra la islamofobia. “Es un tema importante para nosotros. Queremos demostrar que somos una institución que se toma en serio este problema. Y se mantienen los prejuicios clásicos: que somos superiores y que existe un eje rico-pobre” que distorsiona la percepción del mundo árabe. “Hay partidos de extrema derecha que se alimentan de estos prejuicios. Tenemos que combatirlos”.

¿Y cómo se combaten? En España, argumenta el portavoz, existen diversas instituciones que se esfuerzan cada día diluir los clichés. Por ejemplo, Casa Árabe, que dispone de sedes en Madrid y Córdoba. O la Fundación Tres Culturas, radicada en Sevilla. O también el Instituto Europeo del Mediterráneo, cuya oficina central se encuentra en Cataluña. “En España, hay una gran vocación mediterránea y hacia el mundo árabe”. A la acción de estas tres influyentes instituciones, hay que añadir otras estrategias “clásicas”. Bueno cita el intercambio de estudiantes, docentes e investigadores como herramienta extraordinaria de conocimiento mutuo.

En opinión del representante europeo, es hora de desterrar ciertos clichés que retratan al mundo árabe como un territorio de “pobrecitos, desempleados y catetos”. Todo lo contrario. “Hay gente muy brillante, que habla idiomas, que está formada, que viaja y que tiene una enorme capacidad y visión. Gente joven que está conectadísima en redes sociales, que están bien informados y que son conscientes de los retos que afrontan sus países”. Muchos, es verdad, se encuentran frustrados por la ausencia de oportunidades. “La movilidad es clave en el mundo árabe”, puntualiza. Y lamentablemente a muchos se les niega visados para ir a Europa, poder formarse y regresar a sus lugares de origen para aportar todo el bagaje de conocimiento adquirido.

El mundo árabe afronta cambios de enorme calado en las próximas décadas. Egipto acaba de celebrar una cumbre mundial sobre el cambio climático, Qatar ha organizado un campeonato de fútbol y Dubai ha sido sede de una Expo Universal. “El mundo árabe ya ha llegado a Marte”, asegura en relación a la sonda emiratí enviada al espacio. La mujer está ganando cotas notables de igualdad y se producen avances en todos los terrenos. Eso sí: quedan muchas asignaturas pendientes, como la desigualdad, el desempleo y el déficit de servicios públicos. “Los próximos años van a ser decisivos”, anuncia.

Luis Miguel Bueno admite que la disparidad de trato en Europa en relación con los refugiados ucranianos y sirios no ayuda a mejorar la imagen de la UE en el espacio árabe. Tampoco se entiende en la región por qué Europa sanciona ahora a los bancos rusos por la intervención de Ucrania cuando Rusia bombardeó durante años a civiles sirios en la más absoluta pasividad. “El derecho europeo no discrimina a ningún refugiado. Lo que se espera es que la reactivación de la directiva sobre refugiados lleve a una política de asilo más coordinada y coherente”.

Por todo ello, la percepción de Europa en el mundo árabe también está afectada de distorsiones evidentes. “Hace poco tuve una conversación con antiguos alumnos de universidad con ocasión de la guerra de Ucrania. Muchos de ellos nos siguen viendo como hipócritas y racistas. Nos reprochan que critiquemos a los talibanes al tiempo que se prohíbe en Europa que las mujeres musulmanas lleven el hiyab. O que en algunos países concretos no defendamos los derechos humanos”. Ahí es cuando la labor del portavoz de la UE en lengua árabe se hace indispensable. Para encajar las críticas, pero también para aclarar ciertas posiciones europeas. Por ejemplo, que el hiyab está, en efecto, prohibido en algunos ámbitos administrativos concretos, pero que Barcelona o París están llenos de mujeres con el pañuelo en la cabeza y circulan con toda normalidad. “Lo que yo intento”, concluye Luis Miguel Bueno, “es que se entienda la Unión Europea y se comprendan todas sus decisiones”.

“Todavía hay un gran desconocimiento mutuo entre Europa y el mundo árabe”
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