Ras Al Khaimah, un emirato en crecimiento. Estas son las palabras que utiliza la Autoridad de Turismo para definir a una ciudad que sería todo un descubrimiento para muchos de los expatriados que viven en Dubai o Abu Dhabi.
Pero, para una persona que ya conoce bastante territorio del emirato, Ras Al Khaimah no es sólo eso. No es sólo crecimiento en infraestructuras, industria, barrios residenciales o turismo. Entre la montaña Jebel Jais, la más alta de Emiratos Árabes Unidos, y el mar Arábico existe un paraje de marismas único en toda la región.
Ras Al Khaimah se encuentra situado en el norte del país haciendo frontera con Omán por la península de Musandam. Se comunica con el resto de emiratos por la autopista E 311 y por la E11.
Ésta última es la que conecta con el centro de la ciudad y la que se encuentra bordeada por dunas en el tramo que cruza el emirato. Tras las dunas se esconde el paraje natural. Para acceder a la zona de marismas sólo que hay que subir un pequeño camino habilitado, cualquier coche puede subir pero sólo los 4x4 pueden bajar la duna. También se puede hacer a pie.
La arena es de color bronce. Y las vistas desde lo alto pueden hacer sentir como en el campo, en la playa o en el cauce de un río, merece la pena. Sólo los sonidos de los pájaros, los bancos de peces en el agua y alguna rana pueden resonar en este paraje, que se recomienda visitar durante la puesta de sol.
Es una magnífica opción para aquellos que se encuentren visitando el emirato o quieran hacer algo nuevo y original. También hay mucho verde, para los que echan de menos el color en el paisaje desértico. Plantas y manglares crecen en la orilla del agua.
El territorio fangoso hace que los cangrejos corran por ciertas partes de la marisma. Incluso se puede pescar.
A las 7:00 pm, tras la puesta de sol, la Magrib de todas las mezquitas de Ras Al Khaimah resuena en el paisaje y crea una atmosfera inigualable, muy espiritual. Una gran experiencia para los aventureros.
