sábado. 20.04.2024

En el año 875, un científico llamado Abbás Ibn Firnás se dirigió a un palacete veraniego situado en la ladera de la Sierra de Córdoba, cerca de donde hoy se ubica el Parador Nacional de la Arruzafa. Iba provisto de un extraño traje de plumas de pájaro y un artilugio con forma de alas fabricado con madera y seda. Se subió a la torre del palacete y, ante una multitud expectante, se lanzó al vacío. La historia asegura que Ibn Firnás logró planear durante algunos minutos antes de estrellarse contra el suelo y sufrir heridas de consideración en las piernas.

Aquel instante mágico es hoy considerado el primer vuelo humano de la historia. Tuvieron que pasar nada menos que 600 años para que Leonardo Da Vinci diseñara una máquina voladora similar a la desarrollada por el científico nacido en Ronda. La asombrosa gesta de Ibn Firnás fue sepultada durante siglos por el olvido y apenas recuperada no hace demasiado tiempo por un puñado de arabistas. Fue en 1964 cuando el profesor Elías Terés dio a conocer su proeza en un artículo publicado en la revista Al Andalus bajo el título "El vuelo de Ibn Firnás". Un documental dirigido por el sevillano Sergio Crespo rescata ahora la figura del audaz inventor andalusí, que estudió el vuelo de las aves y se adelantó casi mil años a los Hermanos Montgolfier, creadores del globo aerostático.

‘Las alas de Córdoba’ reivindica la fascinante biografía de Ibn Firnás, químico, astrónomo, filósofo, poeta y precursor de la aeronáutica, con un singular recurso narrativo audiovisual. En el documental, un grupo de expertos intentan replicar la fabricación del prototipo aéreo reconstruyendo las previsibles pautas que siguió el propio Ibn Firnás y los materiales que utilizó. El hilo conductor está protagonizado por José Luis de Augusto, ingeniero aeronáutico y piloto, superviviente del fatídico accidente que sufrió un Airbus A400M en Sevilla en 2015. Cuatro de sus ocupantes murieron y dos resultaron gravemente heridos.

“Esas dos historias caminan en paralelo”, asegura Crespo en relación a Ibn Firnás y José Luis de Augusto, que resultó parapléjico. “Son dos andaluces con pasión a volar y que están en la vanguardia de la aviación. Los dos tuvieron un accidente intentando cumplir su sueño y ambos sobrevivieron”. En efecto, el vuelo del Airbus A400M, fabricado y ensamblado en Sevilla, fue una prueba reglamentaria antes de entregarlo a las Fuerzas Aéreas Turcas.

La deslumbrante figura de Ibn Firnás se le reveló a Sergio Crespo un día mientras leía la prensa. “Me asombró su historia”, afirma. Empezó a investigar al personaje y a buscar financiación para realizar el documental. Su principal guía para articular toda la historia ha sido Antonio R. Acedo, biógrafo de Ibn Firnás. “Me llamó la atención que fuera un personaje tan desconocido, incluso en los ambientes aeronáuticos”, asegura el director, aficionado a la aviación y piloto privado. “El interés primordial es reivindicar la figura de Firnás como un adelantado a su tiempo y pionero de la aeronáutica”, declara Sergio Crespo. Y añade: “La construcción de las alas es un pretexto para contar su historia. A mí me gustaría que a la gente, además de pasar un buen rato, se le quede en la cabeza que hace más de mil años un personaje nacido en Ronda fue precursor de la aviación en el mundo”.

En el documental, José Luis de Augusto se rodea de otros ingenieros y expertos en aeronáutica para diseñar las alas de Ibn Firnás. Finalmente, y después de una larga deliberación, optan por construir un artefacto de 4,5 metros de largo por casi 2 de ancho fabricado en madera de pino y un tipo de lino parecido a la seda. “La madera de pino de Jaén era muy común en tiempos de Ibn Firnás, mientras que la seda era monopolio de los omeyas”, explica Crespo.

¿Voló finalmente el artilugio? “Dejémoslo ahí para quien vea el documental”, dice el director. “Sí le puedo decir que a mí el ala que fabricamos me levantó con solo un poco de aire”. Sergio Crespo ya ha dirigido varios documentales con anterioridad. El último, titulado ‘De Granada a la Luna’, rememora la biografía de Emilio Herrera, un granadino que diseñó en 1935 el primer traje de astronauta. También es guionista de una serie de seis capítulos sobre ‘La Guerra Civil en Andalucía’ y director de ‘Te quiero, hermano’, un homenaje a dos familiares suyos de Estepa (Sevilla) que murieron en un campo de concentración nazi. El documental 'Las alas de Córdoba' fue preestrenado en Ronda en 2020, pero la pandemia congeló su promoción, que ahora vuelve a tomar vuelo. 

Ibn Firnás pertenecía a una familia bereber instalada en la serranía de Ronda. Nació en el año 810 y muy joven se instaló en Córdoba, la capital de Al Andalus, donde pronto trabajó para la corte de Abderramán II. Destacó como filósofo, pero manejó todas las áreas del conocimiento. Importó las nuevas corrientes poéticas de Oriente y desarrolló su enorme audacia científica como inventor de numerosos artilugios: diseñó un reloj de agua, introdujo la talla de cristal de roca y construyó un planetario en su casa.

“En astronomía fue muy influyente”, revela su biógrafo, Antonio R. Acedo. Fue el primero en utilizar en Occidente las tablas astronómicas de Sinhing, originarias de la India. “Eran cartas estelares con las posiciones de los planetas y las estrellas. Y en su vivienda construyó una cúpula de vidrio donde representó las constelaciones y los planetas. Para mí, es el padre de los planetarios. Y hablamos del siglo IX”, subraya, para luego añadir: “Imagínese la mente que tenía este hombre”.

Acedo reconstruyó la vida de Ibn Firnás basándose en las crónicas del historiador cordobés Ibn Hayyan (987-1075), cuyo principal texto fue ‘Al Muqtabis’. “Llevo más de 15 años investigando su biografía y cada día encuentro cosas nuevas”, indica el escritor, residente también en Ronda, la ciudad natal del científico andalusí. Ibn Firnás falleció doce años después de su fugaz vuelo en la sierra cordobesa y no hay constancia documental de que intentara una nueva prueba. El filósofo e inventor rondeño tenía 65 años cuando se tiró de la torre con su artilugio aéreo, aunque Antonio R. Acedo cree que nació años antes de lo que marcan las fuentes.

Hubo que esperar varios siglos para que alguien osara desafiar otra vez el vuelo de los pájaros. Da Vinci diseñó unas alas voladoras pero nunca las probó. El turco Hazarfe-Ahmed Celebi se tiró desde la torre Galata de Estambul y logró planear unos cientos de metros en el año 1632. Un siglo después, el burgalés Diego Marín Aguilera también se sostuvo en el aire en un experimento realizado en 1793. “Seguro que Diego Marín conocía la historia de Firnás”, razona Acedo.

Puente Ibn Firnás. Rafa Navarro
Puente de Ibn Firnás en Córdoba (Fotografía de Rafael Navarro)

El científico y aeronauta cordobés es muy conocido en el mundo árabe. En Bagdad hay una estatua en la avenida del Aeropuerto principal y otro aeródromo de la capital iraquí lleva su nombre. Según Antonio Acedo, hay universidades, líneas aéreas y avionetas con la denominación de Ibn Firnás. Un cráter de la luna recibe su nombre y hasta un modelo de Rolls Royce está dedicado a su figura. “En España, sin embargo, es un total desconocido”, lamenta Acedo. En Córdoba, hay desde 2011 un soberbio puente sobre el Guadalquivir en homenaje a Ibn Firnás, diseñado por el ingeniero José Luis Manzanares. El Círculo Intercultural Hispano Árabe, en colaboración con el Ayuntamiento de Ronda, clausurará este fin de semana el Año de Ciencias Árabes Islámicas Andalusíes, en honor a su vecino Ibn Firnás.

Su gesta aeronáutica y su relevancia científica son generalmente poco conocidas en España. Para Sergio Crespo, la razón es evidente. “No ha sido valorado porque es musulmán y a los habitantes de España que formaban parte de Al Andalus no se les ha considerado igual de españoles. A los cristianos del norte sí. La historia la escriben los vencedores”, argumenta el director del documental. Crespo lamenta que haya pocos personajes andalusíes reconocidos como españoles. “Yo diría que Averroes y poco más. Sin embargo, a los personajes romanos sí se les considera españoles. A Séneca, por ejemplo, que también era cordobés”.

En su opinión, ese prejuicio sigue vigente, aunque ya “no es mayoritario”. Y agrega: “Cada día se pone más en valor el lado musulmán de nuestra historia, que es tan nuestra como todas las culturas que han pasado por España. El documental intenta reparar ese equívoco histórico”, concluye.

Un documental rescata la fascinante gesta del primer hombre pájaro
Comentarios