viernes. 29.03.2024

La economía ‘halal’ supera ya los 2 billones de dólares de facturación anual en bienes y servicios que respetan el precepto islámico. El dato, difundido días atrás en el Informe sobre el Estado Global de la Economía Islámica Mundial, se refiere a 2019 y representa un incremento interanual del 3.2% con respecto a 2018. El impacto de la producción de bienes y servicios “permitidos” por la ley islámica es cada vez mayor en el marco global. Más de 1.800 millones de musulmanes de 57 países representan un mercado pujante y dinámico.

Malasia lidera el grupo de países que han desarrollado ecosistemas ‘halal’ y lo hace por octavo año consecutivo. Le sigue Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, que mantiene una escalada imparable en los últimos años. Nigeria, Sri Lanka y Singapur han entrado por primera vez en el Indicador de Economía Islámica Global (GIEI). Buena parte de los países de mayoría musulmana impulsan desde hace años programas específicos de economía ‘halal’, principalmente en el sector de la alimentación, pero también cada vez más en los productos cosméticos, farmacéuticos, financieros y la industria turística.

Cabe citar la nueva marca Halal desarrollada por Filipinas para promover las exportaciones, el programa Visión 2030 activado por Arabia Saudí, el impulso de Corea del Sur a la industria farmacológica y cosmética ‘halal’ o la puesta en marcha por parte del Gobierno indonesio del Plan Maestro para la Economía Islámica (Meksi) 2019-2024, que exigirá la certificación de forma obligatoria para todos los productos de consumo humano. El dato no es menor, teniendo en cuenta que Indonesia, con 270 millones de habitantes, aglutina al 13% de la población musulmana del mundo.

El sector agroalimentario representa en torno al 80% de los procesos de certificación halal

Recordemos que ‘halal’ significa “permitido” en árabe, justo lo contrario que ‘haram’, que alude a los productos o prácticas prohibidas por la ortodoxia islámica. El más conocido de todos en el mundo occidental es la prohibición de la carne de cerdo y sus derivados. Pero no es la única veda prevista en la ‘sharia’ o ley islámica. Tampoco está admitido el consumo de animales hallados muertos, la sangre o el alcohol. El sector agroalimentario representa en torno al 80% de los procesos de certificación halal. Pero otras industrias, como el turismo, la cosmética, las finanzas o la moda, también empiezan a ser auditadas cada vez más con el filtro de la acreditación técnico-religiosa. Por ejemplo, en hostelería el certificado ‘halal’ garantiza a los clientes musulmanes que en sus habitaciones se encuentra señalizada la dirección a la Meca o ‘quibla’ hacia donde deben efectuar sus rezos.

Para garantizar que los productos o servicios están manufacturados de acuerdo a los preceptos islámicos, se ha extendido en los últimos años la acreditación ‘halal’. Las agencias certificadoras se han convertido, por lo tanto, en piezas esenciales del creciente mercado musulmán. En España, pongamos por caso, existen al menos tres firmas de este tipo. La más dinámica y pionera es el Instituto Halal, con base en Córdoba, que certifica bienes y servicios de casi 500 empresas, tal como publicó EL CORREO DEL GOLFO el pasado viernes.

Las certificaciones ‘halal’, que no contaban hasta ahora con un marco reconocido a nivel mundial, han dado un paso importante hacia la unificación con la creación del Instituto de Estándares y Metrología para Países Islámicos (SMIIC), según indica el Informe sobre el Estado Global de la Economía Islámica. Lo que también se prodigan cada vez más son los acuerdos bilaterales de reconocimiento mutuo de estándares ‘halal’, que facilitan considerablemente el flujo comercial en los mercados musulmanes.

Las previsiones sitúan en 2,4 billones de dólares la facturación de la economía 'halal' en 2024

El crecimiento sostenido de la economía ‘halal’ de los últimos años se verá perturbado seriamente por los estragos producidos por la pandemia del Covid-19 en todo el planeta. Según las previsiones recogidas en el documento, el gasto musulmán mundial se verá recortado en un 8% durante 2020. Y, si no se producen nuevos sobresaltos, la economía ‘halal’ recuperará sus niveles ordinarios a finales de 2021. El cálculo que manejan los autores del informe sitúa en 2,4 billones de dólares de facturación para 2024, a razón de un 3,1% de crecimiento acumulado en cinco años.

La pandemia de coronavirus está obligando a una rápida transformación digital del sector alimentario ‘halal’, con el impulso del comercio electrónico y la entrega de comestibles ‘online’, debido a las medidas de distanciamiento social y confinamientos aplicadas en todo el planeta. En todo caso, el gasto en alimentos ‘halal’ aumentó en 2019 un 3,1% hasta situarse en 1,17 billones de dólares. Y, aunque en 2020 experimentará un retroceso, en 2024 la cifra alcanzará los 1,38 billones de dólares, un 3,5% más.

El Covid-19 hundió el sector turístico a lo largo de los cinco continentes, también en la geografía islámica. Gran parte de los eventos globales fueron cancelados, incluidos los Juegos Olímpicos de Tokio, muchas aerolíneas quebraron y la industria hostelera colapsó. Las dos peregrinaciones a la Meca, el ‘hayy’ y la ‘umrah’, han sido drásticamente reducidas, de forma que las pérdidas se han multiplicado. De los 194.000 millones de dólares de gasto musulmán en viajes en 2019, este año la cifra caerá a unos 58.000 millones, según señala el informe. El sector se recuperará a finales de 2023.

El mercado de productos farmacéuticos ‘halal’ experimenta un crecimiento sostenido y ya roza los 95.000 millones

La industria textil también caerá levemente en 2020, hasta situarse en 268.000 millones de dólares. Las previsiones, sin embargo, apuntan a una mejoría reseñable en 2024 hasta superar los 311.000 millones. El mercado de productos farmacéuticos ‘halal’ experimenta un crecimiento sostenido y ya roza los 95.000 millones. Lo mismo sucede con la cosmética ‘halal’. Empresas coreanas y brasileñas ya están certificando sus productos con el objeto de exportarlos a países musulmanes, particularmente a Indonesia. También la marca británica Baroque & Rose y la multinacional Nivea han lanzado sus productos, cremas y aerosoles con certificación ‘halal’ durante el Ramadán. El gasto cosmético se ha situado en 2019 en unos 66.000 millones.

El informe, elaborado por Dinar Standard, refleja la enorme incertidumbre que se cierne sobre el mercado global como consecuencia del Covid-19 y que afecta en igual medida a la economía islámica y el comercio ‘halal’. Con todo, abre la puerta a un “rayo de luz” en un mundo que está siendo “remodelado dramáticamente” por la pandemia.

La economía ‘halal’ mueve ya más de 2 billones de dólares al año en el mundo
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