27 de mayo de 2025, 8:00
El Tribunal de Apelaciones de Dubai revocó recientemente un fallo del Tribunal de Primera Instancia que había condenado a un conductor asiático a un mes de prisión por manejar bajo los efectos del alcohol y sin licencia. En su lugar, el tribunal optó por imponerle una multa de 3.000 dirhams (aproximadamente 816 dólares) tras revisar las circunstancias del caso.
El incidente se remonta a octubre del año pasado, cuando el acusado fue detenido por una patrulla policial en la bulliciosa Sheikh Zayed Road, una de las arterias más importantes de la ciudad, debido a su conducción imprudente, según reportes de las autoridades.
El oficial que realizó la detención declaró que solicitó al conductor presentar su licencia, a lo que este respondió que no contaba con permiso para conducir y que estaba al volante sin el conocimiento del propietario del vehículo. Tras la consulta, el policía inspeccionó el automóvil, asegurando que no se hallaron sustancias prohibidas en su interior.
Sin embargo, el comportamiento del detenido despertó sospechas, ya que hablaba de manera arrastrada. Esto llevó a los agentes a someterlo a una prueba de alcoholemia, la cual confirmó que el individuo había consumido alcohol antes de ponerse al volante.
Durante el proceso, el acusado admitió haber ingerido bebidas alcohólicas y reconoció que conducía el vehículo de su amigo sin su consentimiento, mientras se dirigía a un centro comercial en la zona de Marina al momento de ser arrestado.
El incidente se remonta a octubre del año pasado, cuando el acusado fue detenido por una patrulla policial en la bulliciosa Sheikh Zayed Road, una de las arterias más importantes de la ciudad, debido a su conducción imprudente, según reportes de las autoridades.
El oficial que realizó la detención declaró que solicitó al conductor presentar su licencia, a lo que este respondió que no contaba con permiso para conducir y que estaba al volante sin el conocimiento del propietario del vehículo. Tras la consulta, el policía inspeccionó el automóvil, asegurando que no se hallaron sustancias prohibidas en su interior.
Sin embargo, el comportamiento del detenido despertó sospechas, ya que hablaba de manera arrastrada. Esto llevó a los agentes a someterlo a una prueba de alcoholemia, la cual confirmó que el individuo había consumido alcohol antes de ponerse al volante.
Durante el proceso, el acusado admitió haber ingerido bebidas alcohólicas y reconoció que conducía el vehículo de su amigo sin su consentimiento, mientras se dirigía a un centro comercial en la zona de Marina al momento de ser arrestado.
