jueves. 28.03.2024

La obra cumbre de la literatura de Al Andalus cumple mil años

Arabistas y expertos examinan el valor histórico de ‘El collar de la paloma’ en una efeméride con escasos actos de reconocimiento
La actriz Marina Devesa, el pasado 2 de octubre en el yacimiento arqueológico de Medina Azahara (Córdoba) durante una de las escasas conmemoraciones de la efeméride de ‘El collar de la paloma’. (@antoniomanuel__)
La actriz Marina Devesa, el pasado 2 de octubre en el yacimiento arqueológico de Medina Azahara (Córdoba) durante una de las escasas conmemoraciones de la efeméride de ‘El collar de la paloma’. (@antoniomanuel__)

‘El collar de la paloma’, una de las obras cumbre de la literatura andalusí, fue un tesoro ignorado durante ocho siglos y medio. Escrito por el cordobés Ibn Hazm en el año 1022, no fue hasta 1841 cuando el insigne arabista holandés Dozy localizó el documento en la Universidad de Leiden y estimó su enorme valor histórico y literario. La primera edición del texto aún tuvo que esperar a 1914. Y la primera traducción al inglés se produjo en 1941. Once años después, en 1952, el ilustre arabista español Emilio García Gómez la tradujo al castellano, en una edición de Alianza Editorial con prólogo de José Ortega y Gasset y sugerente subtítulo: ‘Tratado del amor y los amantes’. 

La obra ha pasado a la historia como una “auténtica joya literaria”, según palabras del gran arabista español. Y este año cumple un milenio. Pero, ¿cuál es el verdadero valor y significado de ‘El collar de la paloma’? Juan Pedro Monferrer, catedrático de la Universidad de Córdoba y especialista en literatura árabe, asegura que nos encontramos ante un libro “colosal”, que desarrolla “técnicas narrativas novedosas” sin precedentes en la literatura de su tiempo. El propio Emilio García Gómez sostuvo que constituía un anticipo medieval de la novela. “Yo no me atrevería a tanto”, puntualiza Monferrer. 

El libro es un tratado del amor en sus diferentes formas, donde el autor mezcla poesía y retazos autobiográficos de su adolescencia. “Es una especie de caleidoscopio con elementos muy diversos: desde la poesía a la narración al más puro estilo costumbrista”, argumenta el profesor de la UCO. “Es una especie de presociología. Es atractivo por su capacidad descriptiva a nivel psicológico y por el torrente de información que aporta de carácter histórico. Es un libro espléndido”. 

El capítulo 10 está dedicado a los síntomas del amor: “A los alumnos les saco fotocopias de este capítulo por su frescura narrativa”

Aparte de su indiscutible valor literario, por su prosa refinada y elegante, el tratado aporta datos históricos y geográficos de la Córdoba omeya que han sido muy útiles para referenciar lugares y hechos concretos de la capital andalusí del siglo XI. Monferrer destaca la “habilidad narradora” de Ibn Hazm y su “enorme capacidad analítica de observación”. El capítulo 10 es el más famoso del libro y en él examina los síntomas del amor. “A los alumnos les saco fotocopias de este capítulo por su frescura narrativa”, indica. 

María Jesús Viguera, catedrática de Estudios Árabes y miembro de la Real Academia de la Historia, sitúa las claves de la obra en que aborda todos los temas “sin tabúes, con sinceridad, originalidad y profundidad”. Y añade: “Es un tratado bastante completo sobre los principales aspectos del amor que reúne reflexiones generales y testimonios personales del autor”. Viguera cree que su visión sobre el amor sigue teniendo vigencia mil años después. “Desde luego que sí: desde lo concreto alcanza lo universal”. 

Página de un centenario ejemplar de 'El Collar de la Paloma'. (elsurcodeltiempo)
Página de un centenario ejemplar de 'El Collar de la Paloma'. (elsurcodeltiempo)

Ibn Hazm nació en Córdoba en el año 994 y vivió con amargura la descomposición del califato omeya, que en pocos años pasó del esplendor al ocaso y, posteriormente, a su desaparición hasta la guerra civil y el advenimiento del reino de Taifas. Hijo de un visir, perteneció a la élite política y cultural de Al Andalus. Su obra abarca múltiples disciplinas, desde la filosofía a la gramática, pasando por la genealogía, las ciencias jurídicas y la teología. 

Escribió una monumental historia crítica de las religiones, denominada ‘Kitab al Fisal’, donde trataba de desmontar la inconsistencia de todas las creencias, salvo el islam, y proclamó su adhesión a la escuela ‘zahirí’, literalista del texto coránico, muy minoritaria en Al Andalus y contraria a la oficialista ‘malikí’. Esa adscripción doctrinal le proporcionó innumerables colisiones con los ulemas y el poder político. 

“Ibn Hazm tenía muy malas pulgas. Es un polemista. Tiene una lengua larga y se mete con las estructuras del poder"

“Ibn Hazm tenía muy malas pulgas”, sostiene Juan Pedro Monferrer. “Es un polemista. Tiene una lengua larga y se mete con las estructuras del poder. Es un personaje muy complejo, con una gran capacidad intelectual, y aborda muchos campos, desde la jurisprudencia, hasta la historiografía y la genealogía”. Con ese conflictivo bagaje, Ibn Hazm trascurrió varios años exiliado fuera de Córdoba, fundamentalmente en Almería, Talavera, Mallorca y Játiva, donde escribió precisamente ‘El collar de la paloma’. 

El escritor cordobés fue descendiente de una familia de muladíes, cristianos originarios conversos al islam, aunque se esforzó por inventar una genealogía árabe y directamente emparentada con el profeta Mahoma para reforzar su crédito social. Defensor a ultranza de la legitimidad omeya, contempla con pesar el derrumbe del poder califal. “Él escribe sobre una Córdoba que está desapareciendo”, señala Monferrer. “Y anhela esa sociedad que relata en ‘El collar de la paloma’. Ese es su paraíso perdido”. 

La copia que Dozy rescató de la Universidad de Leiden provenía de Estambul. Fue el orientalista Levinus Warner, designado cónsul de la ciudad turca en 1645, quien la adquirió en alguna de las librerías que rastreó durante años. El texto estaba fechado en 1338 bajo el título ‘El collar de la paloma y la sombra de la nube’ y ya el copista del siglo XIV admite que resumió el documento de Ibn Hazm que entonces cayó en sus manos. Todos los legajos históricos de Warner acabaron en la Universidad neerlandesa.  

"Mientras no seamos capaces de asumir nuestro pasado cultural, no acabaremos de entender nuestra historia"

Todos los especialistas consignan ‘El collar de la paloma’ como una de las creaciones artísticas más relevantes de la cultura andalusí. Sin embargo, la obra de Ibn Hazm no ha sido suficientemente considerada en la enseñanza de la literatura española. “Claro que no”, lamenta Monferrer. “Ni esa ni otras obras. Tenemos un problema en este país. Aquí no se ha admitido todavía nuestra propia cultura. Y mientras no seamos capaces de asumir nuestro pasado cultural, no acabaremos de entender nuestra historia”. 

De hecho, el milenio de la obra cumbre de la civilización arábigo andalusí ha pasado prácticamente desapercibido en el calendario cultural español. Una de las escasas conmemoraciones de la efeméride literaria tuvo lugar el pasado 2 de octubre en el yacimiento arqueológico de Medina Azahara, la espléndida ciudad califal de Abderramán III. Un teatro musical, con textos de Juan Gaitán y Antonio Manuel Rodríguez, evocó el aniversario del tratado de Ibn Hazm a la vez que el cumpleaños de Antonio Gala, uno de los más brillantes divulgadores de la cultura andalusí. Casa Árabe, en su sede en Córdoba, también celebró esta misma semana el milenio con un concierto de la Banda Morisca y la presentación de la  novela histórica ‘La luz que fuimos’, de Antonio Manuel Rodríguez, que recrea la Córdoba de Ibn Hazm. 

La catedrática María Jesús Viguera sí cree que ‘El collar de la paloma’ ha sido justamente valorado en la historia de la literatura española. Y pone como ejemplo el prólogo de José Ortega y Gasset a la primera edición de la traducción de la obra de Ibn Hazm ejecutada por García Gómez. Una segunda traducción al español fue realizada en 2009 por Jaime Sánchez Ratia. “Es una versión más acorde con el texto árabe”, asegura Juan Pedro Monferrer. 

“El milenario no se está conmemorando con justicia”, añade el catedrático de la Universidad de Córdoba. “Ibn Hazm no tiene el calado de Averroes, pero hubiera hecho falta una conmemoración al menos local. Se habría podido tomar más interés en el pasado cordobés. Y ahí está Ibn Hazm”. 

Justo un año después de la publicación de Ibn Hazm, en 1023, Córdoba restituyó nuevamente a un califa omeya, Abderramán V, un hombre “joven y cultísimo”, según la observación de Emilio García Gómez. Se cumplía así uno de los anhelos del escritor cordobés. El califa omeya duró poco. Apenas mes y medio. Abderramán V fue ejecutado y el autor de ‘El collar de la paloma’ tuvo que exiliarse otra vez. Ibn Hazm terminó sus días en una finca familiar de Montíjar, en la Huelva natal de sus antepasados. 

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