viernes. 26.04.2024

Irak cerró temporalmente el aeropuerto de Bagdad este lunes cuando asfixiantes nubes de polvo y arena cubrieron la capital, la última tormenta de arena paralizante en un país que ha advertido que el cambio climático representa una "amenaza existencial".

Es la décima tormenta de polvo desde mediados de abril que azota Irak, que ha sufrido la degradación del suelo, intensas sequías y escasas precipitaciones relacionadas con el cambio climático.

A principios de este mes, para conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente Barham Saleh advirtió que abordar el cambio climático “debe convertirse en una prioridad nacional para Irak, ya que es una amenaza existencial para el futuro de nuestras generaciones venideras”.

El lunes por la mañana, un espeso polvo blanco cubría la capital iraquí y sus alrededores, con una visibilidad reducida a unos pocos cientos de metros.  Los funcionarios del aeropuerto de Bagdad anunciaron la suspensión temporal de los vuelos.

En Najaf, una ciudad sagrada chiíta en el centro de Irak, el aeropuerto suspendió también brevemente sus operaciones por la mañana antes de reabrir unas horas más tarde cuando pasó el polvo.

En mayo, las tormentas de arena enviaron a miles de personas al hospital con problemas respiratorios y dejaron un muerto.

Irak, que está entrando en la abrasadora temporada de verano cuando las temperaturas a veces superan los 50 grados centígrados, está clasificado por las Naciones Unidas como una de las cinco naciones más vulnerables del mundo al cambio climático y la desertificación.

El Ministerio de Medio Ambiente advirtió que durante las próximas dos décadas Irak podría soportar un promedio de 272 días de tormentas de arena por año, llegando a más de 300 para 2050.

Otra tormenta de arena paraliza Irak y suspende vuelos
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