jueves. 28.03.2024

Un grave accidente de coche en 1991 fue el inicio de una pesadilla que mantuvo a Munira Abdulla en coma durante 28 años, en un estado vegetativo del que los médicos dudaban que llegara a recuperarse nunca, pero a veces existen los milagros y Munira Abdulla despertó el año pasado en un hospital alemán. Su hijo ha contado ahora en el diario The National su experiencia, una historia de fe y esperanza contra todas las adversidades. “Nunca me rendí con ella porque siempre tuve la sensación de que un día despertaría”, relata Omar Webair.

Omar tenía cuatro años cuando un autobús escolar se estrelló contra el coche en el que viajaba junto a su madre en Al Ain (Abu Dhabi). Omar solo sufrió heridas leves, pero su madre, de 32 años, se abrazó a él para protegerlo y sufrió una lesión cerebral que no se trató durante horas. "Entonces no existían los teléfonos móviles y la ambulancia tardó en llegar", recuerda Omar. Finalmente fue trasladada al hospital y luego volaron a Londres para recibir tratamiento especializado. Los doctores la declararon en un estado de consciencia mínima, es decir, similar a un coma pero receptiva al dolor.

De vuelta a un hospital de Emiratos Árabes, a la señora Abdulla la alimentaron durante años a través de un tubo, además de practicarle ejercicios de fisioterapia para evitar que sus músculos se deterioraran por la ausencia de movilidad. Omar siempre permaneció a su lado, caminando cuatro kilómetros diarios para pasar horas sentado junto a su cabecera. “Nunca lo lamenté. Creo que gracias a estar junto a ella Dios me salvó de problemas más grandes”, explica.

Así pasaron los años y en 2017 el príncipe heredero de Abu Dhabi, Mohammed bin Zayed, se ofreció a pagar un tratamiento especializado en Alemania. "Ni siquiera pedimos la subvención y se nos ofreció. Estoy agradecido al príncipe heredero de Abu Dhabi por eso", subraya Omar.

En Munich los médicos priorizaron las terapias físicas y le dieron medicamentos para mejorar su vigilia y sus patrones de sueño. “Nuestro objetivo era otorgarle a su frágil conciencia la oportunidad de desarrollarse y prosperar dentro de un cuerpo sano, como una planta delicada que necesita un buen suelo para creer”, explica el doctor Ahmad Ryll, un especialista en neurología que trató a Munira.

El tratamiento parecía ofrecer síntomas de mejora y un año más tarde, en junio de 2018, Omar se despertó en la habitación del hospital con el sonido de alguien llamándole por su nombre. “¡Era ella!, Ella me llamaba, yo volaba de alegría. Durante años soñé con ese momento, y mi nombre fue la primera palabra que dijo”, cuenta emocionado Omar. Meses después Munira Abdulla ya puede mantener una conversación, recitar sus oraciones y decir dónde siente dolor. Ahora está de vuelta en Abu Dhabi con su familia, donde sigue recibiendo tratamiento.

“La razón por la que compartí su historia es para decirle a la gente que no pierda la esperanza con sus seres queridos; no los consideren muertos cuando están en ese estado”, explica Omar Webair. “Todos estos años los médicos me dijeron que era un caso perdido, y que no tenía sentido el tratamiento que estaba buscando para ella, pero cuando dudaba me ponía en su lugar y hacía todo lo posible para mejorar su estado”, finaliza.

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